Dentro del amplio espectro que abarca el control de plagas, el de las aves en general, y particularmente el de las palomas, a pesar de ser considerados animales perjudiciales para la salud, requiere de procedimientos muy complejos para su control debido a la repulsa pública que provoca la matanza de las mismas. El mayor exponente en las calles, edificios, plazas o parques de las zonas urbanas es la paloma doméstica, también llamada casera silvestre. Estos ambientes son muy favorables para que se establezcan ya que ofrecen grandes posibilidades de refugio, abundante disponibilidad de agua, fácil acceso a fuentes de alimentos, pocos predadores naturales y muy escasa competencia de otras aves.

Los daños que generan las palomas a través des sus hábitos y su potencial condición de transmisores de enfermedades, así como también por su capacidad de transportar vectores transmisores de las mismas, las expone indudablemente como una plaga peligrosa que debe ser tratada como tal.